15 de julio de 2018

Un poema y tu sonrisa








A veces sucede

Se enamoraron sin saber
que la distancia y el tiempo
no eran los cinco sentidos.

Ella hizo sitio en su armario,
él aprendió de su cuerpo
como desatar incendios.

A veces en una maleta
cabe lo que has conseguido,
lo que no fuiste y serás.

A veces por quién respirar
no solo ocurre en las películas.













Lo antes posible

Nos volveremos a encontrar
en la siguiente parada
bajo un anuncio de Ikea,

siguiendo al pie de la letra
cada renglón de tu cuerpo,

como cuando
temblaba la ciudad 
con dos razones
y cuatro manos a quemarropa.

No era mentira,
siempre he querido contigo
gastar el mismo colchón.













La galería

Estancias de puertas abiertas
donde anduvimos descalzos
verás al cerrar los ojos.

Quien pudiera de par en par
matar las horas que matan,
pintarse algún beso tuyo,
rozarse el alma.

Quien pudiera
hoy detener los relojes,
poner seis letras,
vivir los días.

Que el amor se desvistiera
al descorchar tu sonrisa,
que no existiera la prisa

y en dulces tragos
bebernos la primavera.













Bourbon Street

El mundo tuvo sentido
cuando encontraron sus manos
como atreverse
temblando más de la cuenta,

desde la barra de un bar
que huía de la soledad,
con el corazón a salvo
de labios mal entendidos;

y la ciudad
puso música
a sus letras,

y en sus latidos
luego el amor
hizo el resto.













Reset

Borra de la memoria
el miedo,
los besos arrinconados
desabrochando deseos,
no te demores.

Borra sus dedos,
la torpeza
tantas noches,

bórralo todo, 
no te preocupes, 
la vida empieza de cero.

Sabes que 
la tristeza es pasajera
y olvidará nuestros nombres.














Después del amor

Sabes, de nuevo pregunté por ti,
será que no surten efecto 
las pastillas de olvidar
o que al sentirse tan lejos 
duele añorar las estrellas,

en la oscura habitación 
de un simulacro de hotel,
encerrado entre paredes 
acostumbradas a todo.

De nuevo pregunté por ti,
al abrir en la ventana 
la maleta de los sueños
sobre toldos de comercios 
pendientes de recoger,

y se hizo pequeña en el aire 
una foto blanco y negro
y un papel amarillento 
de esos que dicen adiós.

Debí elegir Varadero,
recordarte en sus orillas 
(no este maldito lugar)
para después del amor 
ir consumiendo poemas,

debí mirar a otro lado 
dos lunas antes de ayer
donde no hablaba ninguno 
el idioma de tus ojos.

Puede que suban la cena 
y por la escalera de incendios
para la trescientos cuatro 
no sea demasiado tarde,

puede que prisas del tiempo 
se detuvieran contigo,
que un día preguntes por mí 
cuando no te espere nadie
y me olvide de ese hotel 
en el que nunca estuvimos.













Como perder el amor de tu vida

Tenían mis días contados
la medida de tu boca,
el mundo en una maleta,
y para no molestarte
tristes canciones calladas.

Tenía nombre la ilusión
del color que iban tejiendo
en telas de la impaciencia
dos amores imposibles,

y una sonrisa invisible
de eterno punto de espera
en la parte divertida
de fotos imaginadas.

Tenían mis días contados
siempre las ganas de verte, 
sin saber como quererte,
sin ser caricias de sal.

Tenía los sueños por ti
y sin ti no tengo nada.












Podrá secarse el mar

Lleno de tiempos felices
las horas que pasan
para inventarme poemas,

con el sabor que me dejan
estos amargos cafés,
sin saber nada de ti.

Ya lo ves,
pluma en ristre 
echo de menos aquí
tu aroma sobre la almohada,

Aún espero
entre ilusas madrugadas
tu mensaje en el buzón
de alguna estrella

y la pasión encendida
al descender por tu cuerpo,
cuando eras agua;

ya lo sé,
siempre solías decir
que a veces manda más
y al corazón nadie obliga.

Cansado de tanto huir, 
de no ser lo suficiente,
escribo versos, 
amor, por si volvieras.












Última parada

Aunque nos sobren razones
para olvidarse de todo
y ahora bajarnos del mundo.

Aunque perdamos la cuenta
de soportar este nudo
que siempre llevan los mismos.

Aunque hoy no creas
la cara de niña buena
de esta poesía inocente. 

Llegará
a salir el sol,
a renovar las sonrisas,
abriendo el baile.

Llegará
viento a favor,
por respirar en tu calle
la calma ausente.

Llegará
con la ilusión de la mano…

Nunca olvides ser feliz
o al menos prueba a intentarlo.













Puntos suspensivos

Reconozco cada paso
subiendo las escaleras
sin más deseo que amarse,
a nuestra manera
siempre acabamos
vistiéndonos de versos.

Por eso no limpié el lenguaje
y tengo prohibido el paso
a otros instantes,
por eso al cruzar tu calle
busco señales de humo
y me detengo.













Eclipse

Vamos a quedarnos 
suspensos del infinito
pensando que todo
irá bien.

Vamos a contar 
despacio los besos
que nos conceda
el deseo,

y descifrar las señales
en las teorías de sabios
que dictan la historia.

Seremos supervivientes
desnudos al universo
y el suelo bajo los pies,

seremos un solo cuerpo
al estallar la pasión
contra las ganas de verse,

como la luna y el sol,
como un amor sin final,
eternamente.













Sueños culpables

Era la voz que temblaba
llegando los primeros versos,
caricias de vida plena
en cada forma de amar;

como el sol por la ventana
entrando en días de fiesta,
con la pasión a mi alcance
de piel y hueso...

Sueños culpables,
en el espacio perfecto
seguir tus pasos 
al piano del salón.

Nada fue cierto, 
al caer la venda
todos los demonios
se unieron al baile,

nada fue cierto,

de piel adentro 
no eché la llave,
llámame loco, 
pero aún te espero.













La vida sigue

Recuerdos 
de los que se fueron
guarda la luna 
y el resto en el corazón.

Sin despedirme de ti
siempre en la puerta
sueño verte aparecer;

confieso que existe
una eternidad cautiva 
de tu mirada,

confieso que sigues presente
y hasta mi cama vacía
llegan lagrimas del mar,

que no conoce final
aquello que nunca olvidas,
que el cielo puede esperar.

Recuerdos 
de los que se fueron
guarda la luna,
démosle paso al amor.













En la ciudad del viento

Llegando a la última estación
siento que se hizo muy breve
buscar en tantas ciudades
la magia de las palabras
para encontrarme en su boca;

doscientos días con sus noches,
doscientos pensando en ella,
imaginando lugares 
donde encontrar cada nota.

Llegando a la última estación
siento que esta vida le debe
al aire todas las canciones
que devolvieran la calma,

sin dejar mis soledades
de hacer enredos al alma,
sin pedir permiso
permaneciente deseo,  
será que no la olvidé.













De un cielo prometido

Adiós
a los sueños rotos,
adiós
papeles mojados
y restos de desamor
oculto entre las maletas.

De vuelta a casa
en el desliz de la cama
amarse a tientas,
sentirnos un solo cuerpo
de noches
que todo lo envuelven.

En futuros versos
querernos sin mirar atrás,
sin tener que recurrir
a la tristeza mis letras
cada vez que te recuerden.













Parque Roma

Que lleguen por casualidad
y por casualidad se enamoren.
que bailen nuestra canción
dos sombras por la ciudad,
en donde huir sea un regreso
y no hay cielo más azul,
en aquel banco
que un día olvidaste tu libro
volverte a esperar.













La cita

Un beso y dos corazones
al paso de cada hora,
y aguardando mejor suerte
una foto en la pantalla 
no deja de sonreír.

Mil versos en tu cintura
buscando formas de unirse,
por darse al sueño de ti,
por descubrir la belleza
a través de la palabra.

Volver a vernos.

Tal vez seamos verdad,
tal vez la vida
sepa amarnos sin respiro
y no hay más patria
que nosotros dos.














Sonetos de amor eterno

Poemas que dedico, noches en vela,
la llama que alimenta mi pasión,
cuando incapaz de dormir sin ilusión
le trae su luna el brillo a mi estrella.

Es el encanto que dejó la primavera
para seguir creyendo en la estación,
entregado al sentir del corazón
con avales de latir sólo por ella.

Si no respiro el aire de su aliento
blanco perfecto serán versos y cruces,
mi voz, mi pulso, el fin ansiado;

más de lo mismo, soñar despierto,
vana esperanza, ciegas las luces,
  amores sin sabor, ancestros labios…

(II)

Ella es pañuelo que seca el llanto,
es cielo, mar, el agua de mi fuente,
caricias nuevas, piel de un abrazo,
lo deseado, la paz, mi suerte;

fuego en la sangre, el gusto y tacto,
mujer en los abismos de la mente,
la que añora y esconde mi presente,
la que reúne admiración y milagro.

Sin más caudales en esta tierra
se va en un soplo, vuela muy alto,
canción ayer fuera de un loco...

Ella es razón causante por ausencia
que no renuncia, y ahora mi mano
todo lo que la escriba es poco.













Calendario

Eres la intención de un verso,
el poema que nunca escribí,
la anestesia del pasado,
una balada en mis notas;

como abrazo en el invierno
o un verano junto al mar,
los nervios del primer beso,
noche de amor en París;

una locura en los labios,
Cádiz en su carnaval,
amanecer en el puerto,
la sonrisa que enamora.

Eres un quédate a mi lado.
cielo de otoño en Madrid,
eres lo que había soñado,
tú lo eres todo
y nada es sin ti.

Como el silencio a los latidos,
igual que a un cuerpo su alma,
mi boca por querer nombrarte,
pasos que al no estar contigo

recordarán cada huella,
viento que nada nos borre,
tiempo de nunca olvidarse,
mi razón en cada fecha.













Poética

Si ahora callamos,
será escribir el diario
de lo que nunca existió.

Si ahora callamos,
se hará más grande lo oscuro
en los siguientes poemas;

en el vibrar de unas cuerdas,
en decorados de hoteles
sin la parte divertida,

en los parpados mojados,
en el nudo desatado
que no amarró
nuestros cuerpos,

en el después del después
tras alejarse tus pasos,
en los siguientes minutos
de no retorno…

Por ti me vuelvo
mudando piel arrugada,
por ti hielo en mi cama
cuando no estás.

Por ti no apago la luz,
soy ese instante
donde el amor dibujabas
con mil caricias.












Inevitable

Ese deseo en la mirada,
como un pincel de recuerdos
ese mural donde habitan
con frases desordenadas.

Esas ganas de correr
loco por verte llegar
saliendo de aquella estación,

era inevitable
que entre tu cuerpo y el mío
no pasara el aire.













Antes de que amanezca

Hoy nada importa,
cuanto has temido,
la prolongada ausencia,
nada importa;

ni un solo segundo
culpable de los desvelos,
el latir en tu belleza
mientras me miran tus ojos,

ni aquellas noches antiguas
con sus perfumes nocturnos
sabiendo muy de buena tinta
lo lejos que esperaba el mar.

Las dos y veinte,

hoy nada importa,
la inspiración y locura
de imaginar tu figura
será mi suerte.

No habrá camino sin ti
ni beso que no te sueñe.














De nubes y papel secante

Cuentan las citas con nadie,
fingir que se abría la puerta,
antes que por los cristales
con el mundo de trapecio
se descolgara la luna.

Cuentan las marcas de agua,
los círculos que se cierran,
el miedo a la soledad,
el ir y venir de alfileres
clavándose en mi cordura,

cuentan frías madrugadas
de aquello que no aprendí,
y ardientes noches en vela
sin tus pies por el pasillo
camino a la habitación.

Para que un día me quisieras
cambié los muebles del salón
esperando mejor suerte,
me deshice de misterios
y algún que otro desvarío;

también tiré a la basura
de ese amor su caja negra
llena de besos pendientes
y faltas de ortografía
que siempre tuve contigo.

Mientras continúo a pie
te has quedado en el paisaje
como la lluvia en mis ojos, 
y si poesía eres tú
hoy quiero escribirlo todo.













Tiempo de otoño

En una noche cualquiera
escaparé de esta ausencia,
antes que por las aceras
la lluvia cale mis huesos
sin encontrar de regreso
caminar sobre la alfombra
que lleva a tu habitación.

En una noche cualquiera
entenderás por qué vives
presente en una canción
y pintas en mi calendario
siempre con nuevos colores
cada espacio por llenar.

Volarán las hojas,
largos días de verano,
seguiré pensando en ti
lo mismo que pienso ahora,

llegará otro invierno
con el deseo de amarnos,
con la ilusión de cumplir
al menos tres años más.

Volarán las hojas
en una noche cualquiera,
contando gotas de luna
surcando el aire;

guardaré en silencio
tu recuerdo bajo llave
y cuando todos duerman
volveré a buscarte.













Por días como hoy

Ayer éramos uno,
no importaba idioma,
ni señas, ni patria,
detrás de una puerta
a falta de oportunidad
había otros mundos.

Ayer sin tantos kilómetros de ti
la memoria de lo oscuro
no estaba escrita en los libros

Ayer con ejércitos
de amantes tropezaba
y en tu cintura les vencía cada noche,
con la lluvia resbalando en los tejados,
por tus ojos buscando una luna verde.

Ya lo ves
nadie detuvo ese amor,
cada pensamiento
hoy sigue de pie.

Ya lo ves 
aún queda tiempo
de no estar solos
y amanecer.













Pirata en la Gran Vía

Puedo sentir tus caricias,
amarte así como lo quieras,
inspirarme en siete mares
entre la espuma y la arena
sin nadie saberlo, distancia.

Puedo cambiar de papel,
pedir una noche más
que me conceda la vida
tu sonrisa por bandera,

suplir el viejo antifaz
por adecuado atuendo,
hallar con dos pies en tierra
un lugar donde perderse;

todo a merced de mi suerte,
antes que alguna mirada
llene este vaso vacío
y la garganta de sal.

Mientras colecciono rocas,
flores de Madagascar,
rosas de los vientos,
y cartas de navegación
de rutas aún sin explorar
que lleven hasta tu boca.

Nada es para siempre,
menos tú.












De una sonrisa perdida

Te soñé entre los silencios
de cada punto suspensivo,
en los rincones más íntimos,
perdido en la madrugada.

Desvelé mis intenciones,
los sentimientos contigo,
te encontré de piel y hueso
hasta llegar a quererte.

Porque antes de ti no existía
un libro en blanco infinito 
donde construir mis manos
frases llevando tu nombre,

ni despertaba mi mente 
la memoria de tu boca,
ni imaginaba tus besos,
antes de ti no había nada.

De compartir soledades
la luna aún tengo guardada
junto a estrellas que robamos
doscientas cincuenta noches,

anunciando un nuevo día
hoy no quisiera ser libre,
y me coman los demonios
si nunca te vuelvo a ver.













No todo es cuestión de suerte

Acostumbramos los cuerpos
a tirar uno del otro,
subiendo por una rambla
de tonos ocre pintada;
donde salaron mis ojos,
donde perdió la cabeza su sombrero,

como por arte de magia
intentaba ser feliz, lo intentaba,
o al menos eso creía.

Mientras contando silencios
sumé cincuenta escalones,
los balcones que nos guardan
tal vez no mientan,
puede que nunca te fueras.

Cuando tú quieras
enciende las ventanas
de la noche,
que mi soledad
salga de fiesta,
sé la impaciente mirada
que nunca pude borrar

Si tú no vienes
lo mejor está sin llegar.













Amor aparte

Conoció de ti 
cien maneras de llamarse,
y en tiempo de vacaciones
la espera de una estación
por un beso con tu nombre.

Lejos de Madrid
donde las paredes tiemblan,
deseo de amantes
mirando la televisión
en infinita postura.

Ya sabes, 
aunque al aspirar su aroma
prendieses toda frontera
y sobren dos habitaciones
después de que den las doce:

Entre ella y tú
no todo es literatura.















La visita

Recogerás con el tiempo
todas las cartas de amor
tiradas sobre la mesa,
para aliviar desconsuelos
por lo que pudo quererte. 

Recordarás las palabras
que antes de ser pañuelo
te hicieron sentir princesa,
serán como días de cine,
imágenes blanco y negro.

Rostro cansado,
distancia de vida,
afuera la noche.

Removerás sentimientos,
nervios, ternura, pasión, 
locura y miedos a escena
en dos cuerpos abrazados,
las nostalgias, el presente;

Los ojos cerrados,
la tele encendida
y afuera la noche.















Desde el silencio

No hay piedad en la derrota
al desamor y la guerra,
ni razón en el desprecio
de palabras que te hieran.

No todo lo cura el tiempo
tu canción sigue sonando, 
no habrá otro amor pasajero
ni besos de contrabando.

Puedes encontrar 
en libros la libertad,
puedes escapar
sin alas para volar;

y creer que los molinos
se convierten en gigantes,
ser el principio del cuento
o notas abriendo el baile,

crecer en versos pequeños,
dejar de ser invisible,
y poder gritar al viento
sin miedo qué estamos vivos.

Puedes dibujar
un corazón y una flecha
por si un día al despertar 
lleva tu nombre y el mío.














Por un instante 

Imagina que nos siguieran violines,
la coincidencia, un mar de fondo.

Imagina, por un sentido contrario,
encontrarse ante unos labios
empeñados en vivir...
Imagina otra vez enamorarnos.












Veintiséis letras

Fuiste amor a la primera mirada,
como si en ti acabaran los besos
y no existiera camino
ni dirección más correcta
que me llevara a tu encuentro.

Pasamos a limpio frases
donde se guardan los años
sabiendo que de aquella historia
por implícito deseo
no olvidaríamos jamás.

“Cuantos kilómetros separan,
y un libro aún por escribir
desprovisto de memorias”.

Todavía tiemblan mis noches
por verte sin ojos cerrados,
desenredando promesas,
con las ganas de quererse
en páginas para recordar.

Todavía algún silencio
elige el sitio que tú
al compartir una cama,
y a veces hasta me devuelve
entrelazados los versos.

“Por la razón de existir
buscando yo escapatoria
tras sus zapatos bailaba”.












Puerto dulce

Si no eres tú, 
será el fondo de un abismo
perdido en los espejismos
donde habitan los secretos.

Si no eres tú,
será una escalera a la luna
por un amor sin fortuna
para alejarme del mundo.

Si no eres tú,
será esperar en las rocas
entre sus infinitas ondas
la llave de los misterios.

Si no eres tú,
será quedarme en cubierta
arreciando la tormenta
en océano profundo.

Si no eres tú,
viraré mi rumbo a puerto
y buscaré por el viento
a través de un cielo azul.













Partiendo de cero

Una fecha en la memoria,
un largo día sin nadie,
y tú que lo envuelves todo.

Un abrazo de la tierra,
la tenue luz de una vela
por despojarme la luna
en noches oscuras.

Quiero invocar al huésped
que viva en tus brazos,
más aún, tentarte
con mi primera caricia.

Mientras deambulo
por el monte de las ánimas,
con mis ojos de lluvia,
sin encontrar el color
preferido de los sueños.

Tiempo que dueles ausente,
miedo en su punto de espera,
una oda a la locura;

de un corazón que no miente
tener prohibido olvidarse,
en soledad, en otros mundos,
en vanas letras suicidas.


(Con Silvia Savall)












Pregúntale al aire

Cuenta a ciertos aires
que llegan de olvidos,
donde van mis sueños,
donde tus orillas;

cuenta que me siento
como una hoja en el agua
buscando un encuentro
al caer la tarde.

Cuenta que aún me abraza
su recuerdo,
que su esencia está sujeta
a mis paredes de silencios;

que dulcemente se besan
nuestras tibias soledades,
que viven con la extrañeza
de caricias olvidadas.

Cuenta de amores eternos
paseando por Granada,
los rincones a escondidas
y un río que quiso ser mar.

Cuenta que la luna no sonríe,
que ya no baja a bañarse
en las fuentes de La Alhambra.


(Con Esther Martínez)